miércoles, 29 de junio de 2011

Diario peligroso. Día 26.



Hoy, una horda de "pochimovileros" bloqueó la carretera que va de Villahermosa a la ciudad de Frontera. La bloquearon sin más. Porque sí. Porque reclaman espacios que no han sabido ganarse. Porque su derecho a impedir el libre flujo de la vida de los otros es más grande que el derecho de cualquiera. A mi mujer, que viajaba en una "combi" de regreso a nuestra casa, no le fue posible llegar en poco tiempo. La "combi" tuvo que sortear por otra vía a más de un grupo de rufianes ocultos bajo la apariencia de servidores del transporte y en más de una ocasión el conductor tuvo que pagar un absurdo derecho de vía para continuar su recorrido. ¿Pero en qué clase de estado de indefensión nos encontramos? ¡El colmo de los colmos! Los señores rufianes se atreven a obstaculizar las calles y los cruces públicos con sus atronadores carcachas, su insolente manera de comportarse y su infernal ruido para que, encima, se permitan estrangular la poca vida que nos queda en los espacios que a todos nos pertenecen. Los diarios y las noticias de la televisión han dado cuenta de la forma en que la policía enfrentó a los revoltosos y es el caso que un mar de ellos ha querido resistirse a fuerza de garrote, con la quema de llantas e incluso con el enfrentamiento franco a las fuerzas del orden.  Y pensar, después de todo, que a estas tierras de Dios nuestro orgullo mal habido ha querido llamar "Edén".

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